Por otro lado, si bien es verdad que el tema de los blogs me parece algo revolucionario, también hay gente que llega a mitificarlo: no veo las cosas como el taxista más famoso de la blogosfera española.
Por partes:
de acuerdo en que la gente de mi generación y posteriores lee más que anteriores generaciones: ahora, a diferencia de hace 7 años, subo al metro y veo a todo el mundo con un periódico en la mano. Parte de la culpa la tiene la prensa gratuita, que está devolviendo, cada vez más, el hábito de lectura a la población.
De acuerdo también en que los jóvenes entran mucho en Internet, se mandan sms, etc... y TODO eso lo hacen leyendo y escribiendo...
PERO también no es menos cierto el hecho de que ha ido naciendo un nuevo género del lenguaje.
Antes teníamos los géneros vulgar, colquial, estándar y culto, básicamente.
Ahora un nuevo género se incorpora, y es específico respecto al lenguaje escrito, en lo referente a ese idioma. Es el género sms.
Sea por economía o por pereza, mucha gente se habitua a escribir abreviando palabras. Naturalmente, a nivel consciente siguen conociendo la forma correcta, pero el problema es que el hábito les lleva a escribir luego así sin darse cuenta, cuando no corresponde. Estoy hablando de trabajos de universidad e incluso de exámenes.
Además, tampoco estoy de acuerdo respecto al tema de globalizar el mundo interior de uno. Hay cosas que, a poco listo que uno sea, sabe que no puede decir abiertamente, especialmente si tiene muchos lectores.
En lo demás estoy de acuerdo. Los bloggers son cada vez más jóvenes, y quien tiene un blog suele escribir bien, porque un blog no es como un sms: un blog lo ve todo el mundo, no un único destinatario o grupo de los mismos; algo muy público como para cometer faltas ortográficas que dañen los ojos; y no tienes problemas de economía/pereza para escribirlo, al menos no los que puedas tener con las teclas de un móvil.
También es verdad que lo que sí puede enseñar al blogger es a manejar mejor su mundo interior. Un blog puede servir para desahogarse. Para contar cosas que necesitas contar a alguien, aunque no sean demasiado privadas, pero que probablemente no querrán ser escuchadas por otros compañeros tuyos.
Y también sirve para meditar y censurar tus propios pensamientos de cara al público. Puede enseñar mucho acerca de lo que se puede decir y lo que no y cómo hacerlo.
En definitiva, salvando los defectos que, como todas las cosas, un blog tiene, considero que ser blogger es un arte. A ver qué día aprendo lo suficiente para que se me considere como tal.
Por partes:
de acuerdo en que la gente de mi generación y posteriores lee más que anteriores generaciones: ahora, a diferencia de hace 7 años, subo al metro y veo a todo el mundo con un periódico en la mano. Parte de la culpa la tiene la prensa gratuita, que está devolviendo, cada vez más, el hábito de lectura a la población.
De acuerdo también en que los jóvenes entran mucho en Internet, se mandan sms, etc... y TODO eso lo hacen leyendo y escribiendo...
PERO también no es menos cierto el hecho de que ha ido naciendo un nuevo género del lenguaje.
Antes teníamos los géneros vulgar, colquial, estándar y culto, básicamente.
Ahora un nuevo género se incorpora, y es específico respecto al lenguaje escrito, en lo referente a ese idioma. Es el género sms.
Sea por economía o por pereza, mucha gente se habitua a escribir abreviando palabras. Naturalmente, a nivel consciente siguen conociendo la forma correcta, pero el problema es que el hábito les lleva a escribir luego así sin darse cuenta, cuando no corresponde. Estoy hablando de trabajos de universidad e incluso de exámenes.
Además, tampoco estoy de acuerdo respecto al tema de globalizar el mundo interior de uno. Hay cosas que, a poco listo que uno sea, sabe que no puede decir abiertamente, especialmente si tiene muchos lectores.
En lo demás estoy de acuerdo. Los bloggers son cada vez más jóvenes, y quien tiene un blog suele escribir bien, porque un blog no es como un sms: un blog lo ve todo el mundo, no un único destinatario o grupo de los mismos; algo muy público como para cometer faltas ortográficas que dañen los ojos; y no tienes problemas de economía/pereza para escribirlo, al menos no los que puedas tener con las teclas de un móvil.
También es verdad que lo que sí puede enseñar al blogger es a manejar mejor su mundo interior. Un blog puede servir para desahogarse. Para contar cosas que necesitas contar a alguien, aunque no sean demasiado privadas, pero que probablemente no querrán ser escuchadas por otros compañeros tuyos.
Y también sirve para meditar y censurar tus propios pensamientos de cara al público. Puede enseñar mucho acerca de lo que se puede decir y lo que no y cómo hacerlo.
En definitiva, salvando los defectos que, como todas las cosas, un blog tiene, considero que ser blogger es un arte. A ver qué día aprendo lo suficiente para que se me considere como tal.
